Uno de nuestros mayores orgullos es poder hacer gala un elenco de actores no sólamente fuerte y equilibrado, sino también interesante. Media hora (y un epílogo) contará con nombres consagrados y otros aún no tanto, pero igualmente talentosos… y después hay casos atípicos como el de Pablo Parra, que está a punto de ponerse frente a una cámara por primera vez. ¿No es demasiado arriesgado para una película con semejantes ambiciones el dar un papel a alguien cuya previa experiencia sea como artista circense, teatral y cuentacuentos?, puede que algunos se pregunten. Nuestra respuesta, en casos como el que nos ocupa, es firme y decisiva: Jamás. Pablo ha hecho y hace muchas cosas; y quien le haya observado incluso en la más simple de ellas, podrá dar fé de haber vislumbrado un genio y un fuego nada comunes. Por eso no nos cabe ni la más mínima duda de que su presencia en Media hora (y un epílogo) supondrá una revelación; otra más en su colección personal de revelaciones. Niños y niñas, damas y caballeros: Pablo Parra.

entrevistaparra_1Foto: Juan Luis García

Eres un caso algo inusual en el equipo de Media hora (y un epílogo), habiéndote adentrado en el mundo de las artes escénicas a través del circo, el malabarismo y el teatro. ¿Cómo te sientes, a las puertas de tu primer trabajo de largo metraje?

Estoy a la expectativa: tengo muchas ganas de ver y experimentar cómo es un trabajo de este tipo. ¡Esto es muy emocionante! Aunque he de confesar que también siento ciertos nervios, porque quiero estar a la altura de un equipo así… ¡uf!

Media hora (y un epílogo) es un trabajo bastante oscuro, en contraposición a tus trabajos escénicos más recientes. ¿Cómo te sentiste al leer el guión?

Me sentí en vilo todo el tiempo. Es lo estupendo de este guión: uno está deseando saber qué es lo que pasa, y que es lo que va a suceder a continuación.

Háblanos de tu trabajo en cuatrode4, representando las cuatro estaciones junto a Diego Gutiérrez y Rodrigo Martínez (Tarna), Manuel Ferrero, Javier R. de la Varga y Víctor M.Díez. ¿Creasteis este grupo para esta serie de obras exclusivamente, o podemos esperar más trabajos? ¿Cómo germinó la idea, y cuáles eran vuestras intenciones?

Todo empezó como un proyecto escénico sin sentido: realizar cuatro montajes en menos de un año y no volver a hacerlos jamás. Pero el trabajo, la ilusión y, sobre todo, la estupenda respuesta que hemos recibido, nos ha hecho replantear todo el proyecto y ahora seguimos trabajando para perfeccionar lo que tenemos y, quién sabe, tal vez dar lugar a nuevas propuestas…

OLYMPUS DIGITAL CAMERAFoto: CEN

Tu trabajo a menudo combina diversas disciplinas. ¿Hay alguna inquietud en concreto que te haya llevado hacia dicho mestizaje? Cuáles han sido tus principales influencias?

Dos objetivos juntos: La búsqueda de la belleza de la vida y la intención de comunicarme y emocionar al público. Con estos dos objetivos me resulta algo natural la fusión de lenguajes. De hecho, son precisamente las compañías y los montajes que he visto que lo hacían los que me han inspirado e influenciado fuertemente: Rasposo es una de ellas. Aunque en verdad, mirando adentro, encuentro influencias en cada amigo con el que comparto una conversación, en cada malabarista al que he visto entrenando, en los profesores de los que he tenido la suerte de aprender, en la música, el cine, el teatro, la pintura, los árboles, las montañas…

También has trabajado como payaso, y lo cierto es que no hay muchos actores con este tipo de experiencia en su currículo. De hecho, en esta película estáis Saturnino y tú. ¿Qué dirías que te ha reportado dicha experiencia?

«Has trabajado» es pasado, y yo sigo considerándome payaso (ríe). El payaso me da la oportunidad de jugar, fallar, probar, volver a equivocarme, y encontrar en todo el proceso el triunfo de la risa, de reírme de mí mismo, del gozo de la vida y del juego.

Eres cuentacuentos y escritor de historias, en tiempos de la web 3.0 en los que existe acceso inmediato a todo y las mayorías claman entretenimiento en bandeja. ¿Cómo describirías la importancia, desde tu perspectiva, de animar a la gente a seguir usando su imaginación? ¿Sientes que tu trabajo en este campo llega a una audiencia suficiente (y suficientemente interesada) como para no extinguir esa llama que llevas dentro?

Creo que no es la web y el entretenimiento en bandeja lo que puede adocenar a las personas: es la educación y lo que nos enseñen (o aprendamos) a hacer con todo lo que está a nuestro alcance lo que prenderá la mecha o no. No sé si me explico… La imaginación está ahí, dentro de cada individuo y de cada colectivo: ojalá mi trabajo sirva para mantenerla viva. Siempre hay (y habrá) personas abiertas y dispuestas a, primero, dejarse llevar y, segundo, tomar la iniciativa de una forma creativa.

entrevistaparra_2Foto: CEN

¿Cómo percibes el mundo de las artes en un lugar como León?

¡Tremendamente vivo, voto a bríos! Estamos en un momento de eclosión tan alucinante y lleno de posibilidades que es fácil dejarse llevar por la euforia. ¡Yujuuuu! ¡Yupiii! El Arte es comunicación y, como tal, sólo necesita un emisor y un receptor (que, en ocasiones, y como en los buenos diálogos, se complementan e intercambian papeles), y ahora mismo en León los hay por todas partes. Es fantástico e ilusionante. Y, a veces, abrumador.

Nos consta que tu proyecto La Pequeña Nave ocupa una gran parte de tu tiempo en la actualidad. Recientemente vimos por allí a Joaquín Mateos, quien también aparecerá en Media hora (y un epílogo) como actor. ¿Puedes hablarnos acerca de este proyecto?

La Pequeña Nave nace como espacio de creación y formación en las artes del cuerpo, con especial énfasis en el circo. Surgió como una respuesta personal (de tres personas) a la falta de espacios y recursos donde poder desarrollar nuestra pasión con perspectiva de continuidad, y se está convirtiendo en un lugar de intercambio donde vienen personas de todo tipo a informarse, a aprender, a enseñar, a proponer… es un proyecto y un lugar vivo.

¿Hay algún desafío que esta película vaya a suponer para ti como artista y que tengas especiales ganas de encarar y superar?

El principal es trabajar profesionalmente delante de una cámara: nunca lo he hecho y lo veo, efectivamente, como un desafío.

¿Qué sientes que puede aportar un film como Media hora (y un epílogo), más allá de ser un largometraje español en tiempos difíciles para el cine?

Enlazando con lo que decías antes, creo que aportará una nueva perspectiva y un nuevo alimento a la imaginación de otras personas. Será un trabajo y una propuesta que prenderá la mecha de otros corazones. Estoy seguro de ello.

entrevistaparra_4Foto: Divina Quinina